lunes, 6 de agosto de 2012

Abuso de la autoridad


Conil de la Frontera, 20 de Julio de 2012. Un grupo de al menos 16 jóvenes con ganas de cachondeo y de fiesta se preparan para salir del camping hacia una discoteca del lugar. Son alrededor de la 1:30 de la madrugada y todos, unos más, otros menos, se habían tomado sus cubatitas para empezar la noche. Por razones de motivación y de adrenalina, comienzan a cantar a toda voz y el camping, lleno de jóvenes, comienza a levantarse y a unirse a los cánticos. Es entonces cuando llega uno de los vigilantes del camping, que ya les había llamado la atención el dia anterior, y dice:
- Como no os vayáis de aquí en 5 minutos, llamo a la guardia civil.
Estupendo. Los jóvenes, sabedores de que ya habían dado suficientemente por saco, deciden emprender el camino hacia la discoteca para evitar que la cosa vaya a peor. Durante dicho trayecto, algunos, una minoría, van bebiendo, algo por lo que pueden multarte en cualquier momento. Además, algunos empiezan también a cantar. De todos modos, el principio del camino hacia lo que es el pueblo es una carretera recta donde sólo hay un cementerio y un supermercado Dia... ¿quién se va a quejar, los difuntos o el atún claro?

En ese momento se oye una sirena y frena casi derrapando al lado de los chavales un coche de la guardia civil. Tal y como aparcan, se bajan cuatro o cinco boinas verdes encabezados por un calvo con ganas de arruinar la noche:
- A ver, ¿quién cojones os creéis? Ponéos todos en la pared y separaditos. Por lo pronto la noche os va a salir "baratita". Teneis 300 € de multa cada uno, niñatos. Teneis que ir siempre liándola por ahí, me cago en vuestros muertos. Si quereis jugar, ahora vamos a empezar a jugar, hijos de puta.

Después de esto, uno de los jóvenes empieza a hablar por Whatsapp con otro colega, contándole, muy por encima, lo que estaba ocurriendo y que no podía hablar en ese momento. Es en ese instante cuando otro de los guardias civiles se dirige al del móvil diciéndole:
- Tú, deja el móvil. A ver, todos los móviles apagados, pero ya.
 Mientras tanto, continúan llegando coches tanto de la guardia civil como de la policía local. El calvo continúa insultando y otro de los chicos le pregunta:
- Pero la multa, exactamente, ¿por qué?

- Pues la multa es por escándalo público, por beber en vía pública y porque me sale a mí de los cojones.
Es en ese momento cuando otro de los guardias civiles se dirige hacia un paquete de tabaco que alguien había dejado en el poyete de la ventana de la pared del bar donde estaban los chavales. Lo abre y se encuentra dos porros, liados y todo.
- Anda, mira lo que tenemos. ¿De quién es esto?
Lógicamente, nadie dijo nada, y el guardia civil volvió a hablar:
- Venga, de quién es. A ver tú, ¿de quién es esto? -dijo dirigiéndose a uno de los jóvenes-
- No lo sé, de verdad. 
- Venga, dímelo, que no voy a decir que me lo has dicho tú. Dime de qué color lleva la camisa.
- Que no lo sé, en serio, no sé quién ha dejado eso ahí.
Por otro lado, el calvo discutía con otros de los chicos, diciendo:
- A ver, que yo me he ido de fiesta más veces que tú y me he follado a más putas que tú.
Entonces, el guardia que había encontrado los canutos volvió a preguntar:
- ¿De quién son los porros? No sale, ¿no? Pues, a ver... tú, te tocó -señalando al mismo al que antes había preguntado quien era el dueño del hachís-. Ponle a éste hachís en la fotocopia del DNI -anteriormente ya se habían encargado de hacer fotocopias a todos los DNI-. Son 350 € más.
- ¿Hachís a mí? ¿Por qué? ¡Si no es mío!
- Lo siento, te ha tocado.
Y punto. Entonces, empiezan a cachear a todos. Cuando es el turno del que había recibido la multa por los porros, el guardia civil que lo va a cachear le dice:
- Venga, quítate los zapatos y sácate todo lo de los bolsillos. ¿No tendrás nada, no?
- No, no tengo nada.
- Seguro, ¿no? Como tengas algo te vas a cagar, vas a pasar la noche en el cuartel.
Después de comprobar que nadie tenía nada, los chicos se quedaron un rato allí, comentado lo ocurrido, mientras "la autoridad" se iba. Entonces fue cuando se acercó uno de ellos diciendo:
- Venga, u os vais de aquí u os echamos a guantazos. Ya quiero ver esto dispersado.
Después de esto, los chavales, que no daban crédito a lo ocurrido, emprendieron el camino de vuelta hacia el camping. Entonces se encontraron con otro grupo de gente que les garantizó que si no les habían dado ningún papel ni habían firmado nada, la multa no llegaría. Entonces, recuperando las ganas de fiesta, se fueron a un pub y se tomaron un chupito de tequila para "celebrarlo".

Así es la justicia española. Sin meter a todos los guardias civiles en el saco, los que nos tocaron ese día eran los más catetos y asquerosos de la profesión. Respeto 0 para animales así. Y los porros, para ellos.
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